Amor Propio por Julieta Vélez Belmonte, MS, PsyD, CEDS
¿Te has preguntado cuántas cosas te dice el mundo y nuestra sociedad que “debes” hacer para ser alguien valioso? A veces no nos lo preguntamos, simplemente lo hacemos y nos esforzamos por alcanzar todo lo que nos dicen con lo que serás mejor. Moldear nuestro cuerpo no es una excepción, de hecho, es una de las cosas que más nos vende, desde hace mucho tiempo, la industria de lo light, mismo que les convirtió en una industria multimillonaria. Hoy no solo es la industria de lo light, es la industria del cuidado corporal que abarca desde una crema mágica, ya sea para las líneas de expresión, o para bajar de peso, o micro Botox, tenis mágicos que pareciera que corren solos y hasta una cirugía corporal. Pero ¿qué es lo que hace que nosotros consumamos todo esto? ¿Qué es lo que hace que tú consumas todo esto? Lamentablemente sí tiene que ver con que no estamos alimentando nuestro valor interno, nuestro valor como personas, no estamos alimentando nuestras emociones; para poder hablar del dolor, del enojo, de la tristeza, de la frustración que tenemos en nuestra vida, con nuestros problemas.
De pronto, parece que nos dan una varita mágica que soluciona nuestros problemas y nos hace sentir bien. Esta varita mágica nos dice que ¡sí podemos controlar todo! Podemos controlar nuestro peso, sin importar que esto implique meternos en dietas exageradas y riesgosas. Puedo entonces controlar mi valor, porque una persona delgada es hoy la que vale. Oh no, ¿es eso lo que nos dicen? ¡Los seres humanos somos valiosos tal cual somos! No tenemos que moldearnos para ser lo que nos dicen que hoy, es valioso. Al hacerlo, caemos en la trampa de la mercadotecnia del cuerpo y de la obsesión por los alimentos sanos, que por supuesto, han cambiado mucho de acuerdo a la industria multimillonaria de los alimentos sanos.
¿Te suena la palabra superfood? Alimentos que siempre hemos tenido y que en el mercado son muy baratos, ahora han quintuplicado sus precios por considerarse superfood. Y qué decir de la industria multimillonaria del deporte, los gimnasios y los ejercicios ideales; un par de tenis para correr, no costaban lo que hoy cuestan, mucho menos una playera deportiva. Nuestro cuerpo y su forma hoy es objeto de vendimia total. Hoy, como sociedad, estamos permitiendo no solo que nuestro cuerpo sea un objeto de venta, sino que esto hace que creamos que podemos separar nuestro cuerpo de nosotros mismos. Y ¿qué crees? Absolutamente no podemos. Tú eres una persona completa, tu ser incluye a tu cuerpo y al creer que estamos cuidando nuestro cuerpo estamos maltratando a nuestra persona ya que constantemente le reafirmamos que no es valiosa a menos que tenga ese cuerpo hoy aplaudido y deseado.
No sabemos que somos valiosos tal cual somos y eso que te dice tu pensamiento, que no eres valioso o suficiente, viene de una historia dolorosa que debes trabajar en psicoterapia para comprenderte, y quererte por ti mismo sin hacer todo lo que dicen, para entonces sentir que vales la pena.
Hoy te digo que esto lo puedes cambiar. No todo lo que brilla es oro, dejemos de comprar promesas de valor al comprar marcas, ropa, cremas, ejercicios y alimentos ideales que no existen. Cambiemos nuestra sociedad ya que esto ha hecho que se incrementen los trastornos de la imagen corporal y los trastornos de la conducta alimentaria.
Tengo más de 24 años trabajando en el campo de la prevención y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria y hoy te puedo decir que no solo la estadística se ha elevado 4 puntos porcentuales, sino que hoy recibo niñas y niños más pequeños, con obsesiones por su cuerpo y la comida, al igual que impulsos fuertes hacia esto. Y sí, te puedo decir que todo esto se detona por la insatisfacción corporal. Se comienza a controlar la comida con el deseo de alcanzar una delgadez idealizada. Sí, estos son los detonantes, pero todo el camino de evolución es de lo que estoy hablando. Necesitamos alimentar más nuestro interior, aprender a nombrar e identificar nuestras emociones, pero no solo eso, aprender a manejarlas y regularlas, que no es lo mismo a tener el control sobre ellas. Es un error que hemos cometido todos; enseñar que las emociones negativas hay que quitarlas, cambiarlas, negarlas o simplemente darles la vuelta. Debemos saber manejar todas nuestras emociones, ya que las que no tomemos en cuenta, saldrán a flote de cualquier manera, explotando como una olla exprés, que no despresurizaste en ningún momento y luego la abriste; te explota en la cara y todo es hacia ti mismo.
Para que comprar todo lo que nos venden como la cura mágica a todos mis malestares e insatisfacciones, te invito a que no compres más y empieza a hacerte cargo de tu yo interior, de ti, de tus dolores, de tus enojos, de tus problemas sin evitarlos. Lo que venden es muy tentador para olvidarnos de los malos ratos. La realidad es que para que realmente te sientas bien, satisfecho contigo y no devaluado, debes trabajar arduamente en saber quién eres; quién eres tú sin los ideales que el mundo te ha dicho debes alcanzar para ser el mejor, para ser exitoso y para ser tomado en cuenta. Tan incierto es esto que nos han dicho, que hoy tenemos las tasas más altas de ansiedad y depresión. Preferimos inyectarnos dopamina con el teléfono en lugar de tener relaciones interpersonales reales cara a cara. Mientras más consumamos todo lo que hoy nos entretiene, y que nos hace creer que tenemos el control, más nos alejamos de nosotros mismos y de relaciones que nos hagan sentir vivos.
Esta invitación es abierta y constante a que conectes contigo, con los demás y con el mundo. Lejos de ideales que nos venden como objetos y que nos han traído inestabilidad, ansiedad, depresión, trastornos de la imagen corporal, de la conducta alimentaria y mucho más. Tomemos el toro por los cuernos y comencemos a consumir más; sí, consumir más amor, comunicación, identificación de emociones y sentimientos. Consumir más de nosotros mismos en las relaciones humanas cercanas, para tener más de una comunidad en donde nos ayudamos y dejamos de competir unos contra otros.
Se ha confundido que la fortaleza es aguantar todo, cuando en realidad la fortaleza humana es aceptarnos vulnerables como somos los seres humanos, ¡valiosos tal cual somos! Por lo que hoy te invito a ser, a ser tú, a ser tú mismo.